Autor: Omaira Sáchica
La hidroeléctrica Ituango, conocida como Hidroituango, era el megaproyecto estrella de Álvaro Uribe y la obra emblemática de las Empresas Públicas de Medellín (EPM). Hoy en día, es un icono de la corrupción, y el desastre ambiental.
Hidroituango, proyectada como la generadora de energía más grande del país, con una producción de 2.400 megavatios, -el 18 por ciento de toda la energía del país-, no escapó a la ola de corrupción. La contratación de las principales obras con un costo de 11,4 billones de pesos, habría estado rodeada de sobornos y sobrecostos, tan graves como el escándalo de Odebrecht.
El Mega elefante blanco, sigue en riesgo
Luego de las inspecciones posteriores al cierre de la compuerta número dos, una corriente de aire que fluye entre los túneles uno y dos, lo cual evidencia una socavación [1] entre las dos captaciones de estas estructuras, que deben ser independientes.
Está socavación incluso podría ser la misma, que aceleró el cierre de la compuerta número dos de la casa de máquinas, y podría generar una fractura en el macizo rocoso del proyecto, o daños en la casa de máquinas y el desembalsamiento no controlado de las aguas del río Cauca.
Génesis de la corrupción
El contrato de obra lo ganó en 2012 el consorcio CCC Ituango, conformado en un 55 por ciento, por una de las grandes constructoras brasileñas, Camargo Correa y por dos firmas antioqueñas tradicionales: Conconcreto con el 35 por ciento y Coninsa con el 10 por ciento. Presentaron una propuesta en la que los costos eran por 1,89 billones de pesos, una cifra 13 por ciento menor al presupuesto que había puesto como referencia EPM.
Uno de los principales temas a investigar es el colapso del túnel de desviación del río Cauca y las razones por las cuales se taponaron los dos primeros túneles construidos. Asimismo, expertos en hidroeléctricas han cuestionado los procedimientos realizados en estas obras.
¿Por qué esos túneles no tenían compuertas, y por qué se prefirió construir uno nuevo que no estaba en los primeros diseños? La respuesta es simple, en los nuevos diseños los túneles viejos serían cerrados y las compuertas quedarían en el nuevo ante cualquier emergencia, porque era más grande. El objetivo era aprovechar al máximo el verano. Sin embargo, la tierra se vino encima, no existía un Plan B para mitigar riesgos y EPM aseguró que se trató de “una falla geológica”.
Esta situación la rechazan expertos, que sostienen que lo normal es que esas fallas se evidencien en el proceso de construcción y los derrumbes ocurran antes de finalizar las obras. Entonces, ¿Será falla geológica o corrupción sistémica?
Algo que no puede pasar inadvertido, es que la construcción de ese túnel estaba a cargo de la firma chilena Ferrovial, a la que se le pagaron cerca de 23.000 millones de pesos, pero que incumplió. Le tocó responder a Camargo Correa y al concesionario, quienes finalizaron las obras del túnel de desviación. ¿Hubo ahorro de costos? ¿Hubo premuras por el cronograma?
¿Errores estructurales o corrupción sistemática?
Según un informe [2] de la Contraloría General de la República (CGR), EPM y la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA), cometieron irregularidades en la adjudicación y la construcción de Hidroituango, los “errores” comprenden fallas en los diseños, ‘dudas’ en las licencias ambientales y “malas decisiones” para ahorrar tiempo y dinero.
El permiso del Ministerio de Medio Ambiente para construir Hidroituango, lo otorgó sin documentación específica y actualizada de la geología, la flora, la fauna y las comunidades de la zona. Esa es apenas una de las conclusiones de la Contraloría, cuando examinó el desarrollo del megaproyecto, y la licencia ambiental otorgada por la ANLA. Porque:
1.- No hicieron un diagnóstico adecuado del impacto ambiental de la obra y aun así ANLA les entregó la licencia.
2.- Debilidades en los estudios previos al proyecto, ya que utilizaron información desactualizada de los años 70 y 80, de la zona.
3.- Existen 11 fallas geológicas en la zona, que subestimaron al momento de la construcción.
4.- La construcción de la Galería Auxiliar de Descarga (GAD), tuvo un costo de 175.000 millones y no contaba con la licencia ambiental respectiva.
5.- EPM violó todos los protocolos de cierre. No acató el prudente cierre de túneles, realizó los cierres sin siquiera terminar la descarga intermedia en la cota de 260 metros
6.- El revestimiento del tercer túnel, no era el adecuado para las condiciones hidrodinámicas, que requiere la GAD.
7.- Cuando iniciaron las voladuras de los túneles, aumentaron los derrumbes o movimientos de masa de la montaña.
8.- Fracasó el destaponamiento de los túneles, no hubo un plan para volar el tapón completo, no contaron con personal de experiencia, y hubo errores en la calidad de la perforación.
Catástrofe con rostros…
La lucha social contra la construcción de Hidroituango inicio en el año 2008, cuando la preocupación por los potenciales daños ambientales y socioeconómicos sufridos en la zona, hizo que las comunidades y organizaciones sociales se articularán en contra de la hidroeléctrica y en defensa del río Cauca.
La tragedia de Hidroituango fue anunciada por las comunidades y las organizaciones sociales, hace más de una década. El Gobierno y EPM no escucharon y por el contrario victimizaron y revictimizaron a los habitantes de la región.
La crisis ambiental y social ocasionada por Hidroituango, afecta 4 departamentos, 17 municipios, y al menos 120.000 personas están en riesgo [3]. Tras la emergencia, unas 5.000 personas debieron ser evacuadas.
La contingencia vivida por Hidroituango hace ya 9 meses, no solo mantiene en vilo este proyecto energético, sino también en ascuas a las comunidades ribereñas ubicadas aguas abajo. Además de haber tenido que dejar sus casas, fueron obligados ha abandonar sus rutinas de trabajo, pues muchos se vieron forzados a dejar sus negocios o actividades productivas.